Sentado estoy frente a mis aguas, junto a ti, mano a mano. Queda atrás un mundo de incertidumbre y compromisos huecos. Y tú, que nada me habías prometido, cumples con creces, dispuesta a llegar a un infinito, ya que nuestro idilio no parece tener fin.
Día o noche, musa, a cualquier hora me convocas o yo te reclamo; no sabría decir. Y al igual que ahora, abro como al azar un libro inconcluso. Comienzo así otra página en blanco, mientras me susurras al oído esa historia que ninguno de los dos desea terminar.
Se parece tanto al amor…