Eché la cinta a una mujer ingenua y valiente. El cordón que me uniría a ella por nueve meses se rompería muchos años después, con gran dolor para mí. Hasta entonces, yo sería el apoyo que la alentaría frente a ese hombre primitivo que tenía por marido, que sería mi padre. Esta primera misión llenaría incontables páginas del libro de mi vida, pero no sería la única. Cuántos capítulos, cuántas tramas, cuántos personajes, apoyando o enfrentando al protagonista con sus propios límites.