Huye, memoria, de la nostalgia de lo irrepetible.
De las palabras suspensas en los escollos de la duda,
y su opuesta y mágica certeza de lo que pudo ser, y no fue.
De un fondo vibrante de pupilas y su ciega obsesión: tu silueta encendida.
Huye, nostalgia, huye.
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