LA LLAMA ESCRITA

   Entrando en mi hora bruja, bullía por dentro. De hito en hito, miraba el papel de estraza. Sin tinta ni lápiz para desahogarme, tenía ansias de estallar. Los rescoldos del hogar, más tibios que mi conciencia, me verían robarles un tizón afilado y escribir resuelto. Todo fue inútil. Las palabras que me herían prendieron, y el papel ardió. Nada quedaría de aquel mensaje de ceniza. Pero en esta maldición yo saboreé una magia que me liberó. El hombre marcado, la llama escrita. Eso era yo. 

   Desde que prendiste en mí, todo lo que escribo arde, le digo a esta voz imperiosa. La mina afilada se me hace cabeza de fósforo. Huyo del papel como de un incendio. Pero saco mis aparejos a la mar y mi red se ilumina, llamando a los que despiertan. ¡Que todo arda! Esto soy: la llama escrita.

LA CINTA INVISIBLE

Eché la cinta a una mujer ingenua y valiente. El cordón que me uniría a ella por nueve meses se rompería muchos años después, con gran dolor para mí. Hasta entonces, yo sería el apoyo que la alentaría frente a ese hombre primitivo que tenía por marido, que sería mi padre. Esta primera misión llenaría incontables páginas del libro de mi vida, pero no sería la única. Cuántos capítulos, cuántas tramas, cuántos personajes, apoyando o enfrentando al protagonista con sus propios límites.

MUSA

Sentado estoy frente a mis aguas, junto a ti, mano a mano. Queda atrás un mundo de incertidumbre y compromisos huecos. Y tú, que nada me habías prometido, cumples con creces, dispuesta a llegar a un infinito, ya que nuestro idilio no parece tener fin.

Día o noche, musa,  a cualquier hora me convocas o yo te reclamo; no sabría decir. Y al igual que ahora, abro como al azar un libro inconcluso. Comienzo así otra página en blanco, mientras  me susurras al oído esa historia que ninguno de los dos desea terminar.

Se parece tanto al amor…

CREAR

   Si hablamos de arte, se me ocurre que hay dos formas de crear: puedes crear objetos como hace un escultor, modelando con arcilla; o puedes crear en ti mismo, como un escritor, modelándote a través del personaje, de su historia. Si quieres atrapar al lector, si te metes en la piel del personaje, y empatizas con él, puedes sufrir, superar sus obstáculos, crecer con él. De ese modo haces de ti mismo una obra de arte.

Como dice Osho, todos llevamos dentro una obra a medio hacer que busca realizarse. Abandona la idea de convertirte en alguien en la superficie, porque ya eres una obra maestra.

TESTAMENTO

   Deja todo por escrito, me dijeron. Como en una declaración jurada, o un testamento. Si lo apliqué años después, no fue para dejar unas instrucciones burocráticas de limitado alcance. Pero sí. He ido dejando por escrito mi testamento vital: unas ideas, un sentir, una visión del mundo tal como creo que podría ser. Por que ya conocemos la historia tal como nos la contaron, y si seguimos contándola tal vez seamos fieles a la verdad, pero nos quedaremos anclados en el pasado y su limitado alcance. Escribir puede ser también proyectarse hacia un futuro soñado, desde el compromiso humano y humanista que no persigue otra cosa que mejorar nuestro mundo, hacer que otra verdad sea posible. 

   En el cruce donde confluyen memoria e imaginación palpita un testamento íntimo y universal, de manera que cualquiera pueda tomar de él aquello que le resuene, y lo haga suyo si lo desea.

LA PALABRA

   ¿Comprendes el poder de la palabra?

Si es para ti mercancía, si engañas con ella, hieres, la entregas a causas que no sean verdad, devalúas la energía que la habita.

La palabra nacida del ser, sostenida en él, no conoce obstáculo, y la verdad que viaja en su voz, alcanza la inteligencia,

la torna sensible, y otro ser escucha, atiende a su verdad.

La palabra es simiente ¿Qué siembras?

Cuida tu palabra y será tu don.