Cuaderno de Bitácora

Cuando, quemada mi última nave, di todo por perdido y orillé aquí mis restos,

lo más digno del cuaderno de bitácora ha sido sin duda el reencuentro.

Saber todo al instante, pirata: tu tozuda búsqueda de una aventura que no fue tal, que lo fue todo.

Renunciar también tú a otros tesoros. Olvidar un mar de sueños náufragos, encerrados en una caracola.

Y caminar juntos frente a un sol de cobre que baña nuestro atardecer.

Marcar el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *