QUINCE

   Tuve una vez quince años y un miedo atroz al mundo adulto. Leía en la mirada, el corazón y las palabras. Hoy soy adulto y te envidio. Frente a ti apenas he crecido en tamaño, consciencia y bagaje, con el alma atascada en los quince, resintiendo en ellos. Cualquier mundo es posible hasta entonces cuando, cargadas las tintas, dejamos de ser páginas en blanco.

Marcar el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *