Railes infinitos

(…)En este estado de atención plena y obsesiva, a veces, en el duermevela de las noches, entre sueños, creía perfilarse a mis pies, o al filo de una ventana, con una cadencia hipnótica, una fugaz secuencia de traviesas engarzadas en railes infinitos que a veces se entrecruzaban un instante y se perdían luego en el horizonte a gran velocidad. Me sumergía en su rumor metálico y en él quedaba abstraído. Cada tren había partido tiempo atrás, y cada parada era otra estación en tránsito. No reparaba en el paisaje. Por algún motivo ignoto anclaba mi atención en las vías que pasaban vertiginosas bajo mis pies, bajo el vagón de un regional que me llevaba a algún destino ignorado. Creía escuchar también a veces una pieza de piano que mi memoria rescataba de los conciertos. El repertorio que aquel otoño fue generoso, por las noches se atascaba en una pieza tan hermosa como delicada. Siempre a punto de alcanzar su clímax, la perseguida nota, aquella que sostenía el crescendo antes de declinar, se descolgaba, y comenzaba de nuevo la melodía mientras me dejaba imbuir por una intensa emoción.

Marcar el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *