
EILEN RO
Descartada la primera imagen de portada (La Puerta del Norte), para Genusa, opté por dar un giro significativo y enfocarme en el protagonista que acciona la trama. El retrato de Eilen Odeive, o Eilen Ro, está hecho a lápiz de color sobre papel, y contiene importantes atributos que nos hablan sobre el personaje y su historia, sobre su don.
Lo primero que llama la atención es que aparece con los ojos cerrados. En efecto, está viviendo su remembranza personal, navegando en un mar de réplicas. Un gonjo cubre su cabeza. La cubierta en azul y rosa nos remite a las cúpulas bulbosas, gallonadas, de Rusia. La sede principal de El Primiciado, y el Colegio Mayor de Remembranza se sitúan en Nu, el continente helado, y reciben estacionalmente el azote del norte: una granizada mortal. Las cúpulas y tejados de todos los edificios expuestos tienen una cubierta cerámica como protección. El bulbo central, rosado, del gonjo, hace referencia a la llama interna del conocimiento que ilumina la conciencia del primicio (remembrante).
Sobre el ceñidor morado, cuelga en el frontal una hilera de tiras o lamas de cuero negro, que de forma simbólica recrean la distancia que, en lo personal, separa su presente de un pasado más o menos lejano en su existencia. Ahora bien, el sombrero está mutilado en su parte delantera. Eilen abandona El Primiciado, pero no sus disciplinas, que realiza en cambio a cielo abierto. Las finas tiras de cuero golpean su cara con el viento e interfieren en sus visiones, por lo que decide cortarlas. Pero no nos engañemos, detrás de este gesto irreverente hacia un objeto de singular valor y trascendencia para un primicio, hay toda una declaración de intenciones que definen al personaje.
Por último, vemos cruzar su rostro un hilo de humo. Se trata del ceñime, «la hierba del recuerdo», que emplean los remembrantes en sus prácticas regulares para canalizar su trance en la remembranza.